La concepción sobre el pole dance ha cambiado muchísimo en los últimos años. No hace demasiado tiempo que se veía como un baile propio de strippers. Sin embargo, hoy en día forma parte de la oferta de un gran número de academias de fitness y muchas personas l…
Hipertextual
Tecnología, ciencia y cultura digital Crédito: Naopolewear (Unsplash) La concepción sobre el pole dance ha cambiado muchísimo en los últimos años. No hace demasiado tiempo que se veía como un baile propio de strippers. Sin embargo, hoy en día forma parte de la oferta de un gran número de academias de fitness y muchas personas lo realizan para mejorar tanto su forma física como su autoestima. Pero también hay personas que lo critican por ser un baile que cosifica a la mujer. Recientemente, la instagramer feminista Julia Salander ha hecho unas declaraciones al respecto, en las que no critica su práctica, pero sí la vestimenta que se utiliza. Compara la ropa de las bailarinas de pole dance con la de las jugadoras de voleibol. En esta disciplina, y más aún en el voley playa, las deportistas suelen jugar con pantalones muy cortos, a veces directamente bragas, y tops tan cortos que les cubren poco más que el pecho. No ocurre lo mismo con sus compañeros de los equipos masculinos, quienes suelen llevar indumentarias mucho más cómodas y con menos cuerpo descubierto. Eso deja claro que llevar una ropa con tanto cuerpo al descubierto no es necesario, ya que ellos juegan bien igualmente. ¿Es ese el caso del pole dance? En su vídeo, Salander pone como ejemplo una práctica de circo, realizada en la antigua China, en la que los artistas llevaban mucha más ropa. Eso demostraría que no es necesario vestir como visten estas bailarinas. Sin embargo, como bien se han lanzado a asegurar algunas personas en redes sociales, estas dos disciplinas no son comparables. Posiblemente, los antecedentes del pole dance se sitúan en la India del siglo II antes de Cristo, con un deporte conocido como Mallakhamb. Al igual que ocurre con el pole dance, consistía en realizar peligrosas acrobacias en un poste de madera. Hoy en día se sigue llevando a cabo en algunos pueblos de la India y, al contrario de lo que ocurre con el pole dance, suelen realizarlo mayoritariamente hombres. Hombres ligeros de ropa, de hecho. Más tarde, en China, surgió otra disciplina basada en el Mallakhamb, pero con algunas innovaciones, bautizada como barra china. Se llevaba a cabo mayoritariamente en los circos y consistía en la realización de acrobacias entre dos palos de madera, saltando normalmente de uno a otro. Actualmente se sigue realizando. Los acróbatas van totalmente vestidos, por lo que Julia Salander los usa como ejemplo de que no es necesario llevar poca ropa. Pero es aquí donde empieza la controversia. Las primeras acrobacias similares al pole dance actual surgieron también en los circos, a finales del siglo XIX. En Estados Unidos se había puesto muy de moda la incorporación de espectáculos de danza del vientre a la oferta circense. Inicialmente se realizaban los bailes clásicos. Sin embargo, algunas bailarinas quisieron innovar danzando a la vez que trepaban por los postes de la carpa del circo.
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En su caso iban ataviadas con el vientre al descubierto y faldas cortas o muy vaporosas. A este tipo de baile se le denominó Hoochie Coochie. Poco a poco se fue haciendo con más fama y derivando en el actual pole dance. Y sí, es cierto que este durante mucho tiempo se realizó en salas de striptease. Hoy en día ya no es así, aunque la vestimenta ha cambiado poco . Y no lo ha hecho porque es realmente necesario llevar poca ropa. A post shared by Júlia Salander (@salander33) Al contrario que en el palo chino, en el que los acróbatas saltan de una barra de madera a otra, el pole dance se realiza girando directamente sobre una barra metálica. Es necesario que el cuerpo se adhiera lo máximo posible a la barra. Y para eso es importante que haya cierta resistencia entre superficies. Si la piel va cubierta por tela, disminuye la resistencia y es más fácil resbalarse. Puedes verlo con un sencillo experimento. Busca una barra metálica, como el mango de un cubierto o un bolígrafo y desliza un dedo sobre ella. Después, haz lo mismo rodeando el dedo en la tela de tu camiseta. En el primer caso, aunque se puede deslizar el dedo, hay más contacto, por lo que se puede establecer un mejor control. Sin embargo, con la tela el dedo simplemente resbala. Los bailarines (porque sí, también hay bailarines) de pole dance tienen esto muy en cuenta. No solo en lo referente a la ropa. También cuidan mucho la hidratación de la piel, ya que una piel seca se resbala más y se adhiere peor al metal. Es importante que esté hidratada, pero no mojada, pues en ese caso se disminuye mucho la resistencia y aumentan también los resbalones.
Aunque a veces las bailarinas van descalzas, en pole dance también se suelen utilizar unos característicos zapatos de tacón con plataforma, cuyo objetivo es alargar la pierna y mejorar el agarre en el poste. De nuevo, no se trata de sexualización. El pole dance no sexualiza. Ninguna disciplina lo hace. Quienes sexualizan son las personas. Está claro que este deporte requiere poca ropa para poder realizarse correctamente, no es comparable al voleibol. El problema reside en que hay hombres que sexualizan el cuerpo de las bailarinas de pole dance, como sexualizan el de las mujeres en bikini en la playa. Por lo tanto, el problema no es de la disciplina ni de la ropa que eligen las bailarinas, sino de los ojos con los que las miran ciertas personas. Eso es lo que debemos combatir.